Discurso íntegro pronunciado por el presidente de la República, Leonel Fernández, en la rendición de cuentas, el 27 de Febrero del 2008
Honorable Señor Presidente de la Asamblea Nacional, Dr. Reynaldo Pared Pérez;Honorable Señor Vicepresidente de la República, Dr. Rafael Alburquerque;Distinguida Primera Dama de la República, Dra. Margarita Cedeño de Fernández;Honorable Señor Presidente de la Cámara de Diputados, Dr. Julio César Valentín;Honorables Miembros de la Asamblea Nacional;Honorables Señores Secretarios de Estado;Honorable Señor Presidente de la Suprema Corte de Justicia, Dr. Jorge Subero Isa;Honorable Señor Presidente de la Junta Central Electoral, Dr. Julio César Castaños Guzmán;Honorable Señor Presidente de la Cámara de Cuentas, Lic. Andrés Terrero;Honorables Miembros del Cuerpo Diplomático y Consular;Su Eminencia Reverendísima, Nicolás de Jesús Cardenal López Rodríguez; Ilustres Personalidades;
Señoras y Señores:Comparezco por cuarta y última vez, durante este período de gobierno, a depositar por ante esta Augusta Asamblea las memorias de las distintas instituciones del Estado, correspondientes al año 2007, así como a presentar formal rendición de cuentas ante la Nación.
No puedo ocultar ante Uds. la sorpresa que me produce la celeridad con que el tiempo ha transcurrido. Parece como si hubiese sido ayer que me presentaba ante esta misma Asamblea para tomar el juramento de posesión.
Reconozco, sin embargo, el sentido de relatividad que tiene el paso de los años, lo cual parece reforzar la frase, según la cual, cuando se está en el poder el tiempo luce corto, mientras cuando se está en la oposición parece una eternidad.
Lo primero que debo empezar por decir es que ahora, al iniciarse este año 2008, ha concluido la octava y última revisión del Acuerdo Stand-By de la República Dominicana con el Fondo Monetario Internacional.
Según el informe emitido por el Directorio Ejecutivo de ese organismo internacional, a propósito de la conclusión del referido acuerdo, se indica que:
“La recuperación de la República Dominicana luego de la crisis financiera del 2002-2004 ha sido impresionante. Las autoridades deben ser elogiadas por sus prudentes políticas macroeconómicas y financieras…que han ayudado a restaurar la confianza y a propagar un fuerte crecimiento económico, inflación de un solo dígito, coeficientes de deudas reducidos, una posición externa robusta y un sector financiero fortalecido… La perspectiva a mediano plazo es positiva y se ha visto fortalecida con la activación de los acuerdos de libre comercio…La continuidad de la aplicación de políticas macroeconómicas y financieras prudentes, combinadas con un marco estructural fortalecido y los nuevos acuerdos comerciales, deben ayudar al país a alcanzar su potencial de crecimiento a largo plazo…”
Esas palabras del Directorio Ejecutivo del Fondo Monetario Internacional equivalen a dar de alta al paciente de la economía dominicana que bajo signos de cuidados intensivos había sido internado, a finales del año 2004, para ser sometido a múltiples terapias, todas dolorosas, intensivas y mortificantes.
Ahora, sin embargo, tal como indican las autoridades del Fondo Monetario Internacional, la recuperación que el país ha logrado desde entonces hasta la fecha, sólo merece un calificativo: impresionante.
Durante el año pasado, el 2007, le economía dominicana registró un crecimiento de 8.5 por ciento, lo que nos colocó entre los cinco países de mayor ritmo de expansión económica en América Latina y el Caribe
Con ese resultado hemos acumulado tres años consecutivos de crecimiento rápido y sostenido, lo que ha determinado que entre el 2005 y el 2007, la economía dominicana haya presentado un crecimiento promedio de 9.5 por ciento, lo que la sitúa entre las de mayor dinamismo en el mundo. Todo eso contrasta, de manera significativa, con lo acontecido en el 2004, cuando la economía sólo creció 1.2 por ciento, o el 2003, cuando incluso decreció en -1.9 por ciento.
En julio del 2004, la inflación era de un 55 por ciento. La tasa de interés a la que prestaban los bancos era de 34.16 por ciento. El desempleo era de 19.7 por ciento. La calificación de riesgo país, la más baja: CCC.
Todo eso ha cambiado drásticamente durante los últimos tres años.
Los logros alcanzados con el crecimiento económico de los últimos tres años han sido el resultado de la disciplina y la responsabilidad con las que el Gobierno, desde el inicio de su gestión, ha procedido a aplicar el conjunto de políticas macroeconómicas.
Pero haber restaurado la estabilidad, haber recuperado la confianza y haber reactivado el crecimiento dinámico y sostenido de nuestra economía, no es un mérito que sólo corresponde al Gobierno.
En verdad, es un mérito de todos, de toda la sociedad dominicana, que estuvo dispuesta a soportar sacrificios y privaciones momentáneas, en aras de que la incertidumbre, la ansiedad y la angustia no se convirtieran en la forma permanente de convivencia de nuestro pueblo.
Es un mérito de Uds., los integrantes de esta Honorable Asamblea, que a pesar de las discrepancias políticas entre los partidos, supieron interpretar el supremo interés nacional y colocarse, también en su momento, a la altura de las circunstancias.
Gracias, pues, al esfuerzo mancomunado de todos, logramos reducir el ritmo de la inflación a un promedio anual de 7.1 por ciento durante los tres años del 2005 al 2007.
En el año que acaba de transcurrir, a pesar del incremento de los precios del petróleo y sus derivados, al aumento en el mercado internacional de los precios de las materias primas y los efectos provocados por las tormentas Olga y Noel, la inflación se mantuvo en un dígito, cerrando en un nivel de 8.88 por ciento.
Un factor que ilustra el restablecimiento de la estabilidad económica en el país, es el nivel de la tasa de interés.
En el 2007, la tasa activa, que es aquella a la que prestan los bancos, promedió 15.7 por ciento, menos de la mitad del nivel promedio de las tasas activas en el 2004, que como ya indicamos, fue de 34.16 por ciento.
La tasa de cambio constituye otro factor o indicador de la estabilidad macroeconómica.
Tras su distorsión durante la crisis del 2003-2004, la actual administración logró hacerla descender a niveles razonables, cerrando en el 2007, a 33.1 pesos por dólar, muy por debajo de los 42 pesos por dólar que tuvo como promedio en el 2004.
En el 2007, las reservas internacionales netas alcanzaron niveles históricos, sin precedentes, registrando la cifra de 2 mil 395 millones de dólares.
En el 2004, las reservas internacionales fueron tan sólo de 352.2 millones de dólares.
¡Cuánto ha evolucionado el país desde entonces hasta la fecha! ¡Como se ha restablecido la confianza y reactivado la inversión! ¡Como se ha consolidado la estabilidad y el crecimiento! ¡Por eso han crecido las reservas internacionales!
En el 2004, la deuda pública total del país representaba el 53.1 por ciento del PIB, más del doble del nivel que registró en el año 2000, que fue de 25.8 por ciento.
De igual forma, en el 2004, la deuda pública externa representaba el 34.7 por ciento, algo muy superior a la que dejamos al entregar el gobierno en el 2000, de 18.5 por ciento.
Conscientes de la gran restricción que representa el servicio de la deuda para lograr la inversión social, y por consiguiente, la prosperidad a la que aspira la sociedad dominicana, nos propusimos, en el transcurso de esta gestión, y hemos logrado, que la proporción de la deuda pública con respecto al PIB haya disminuido de 53.1 por ciento, como hemos señalado, a 39.1 por ciento.
Asimismo, hemos obtenido que la deuda externa haya bajado de 34.7 por ciento a 21.5 por ciento del PIB.
Como consecuencia de todo esto, la calificación riesgo país pasó de CCC, a B más.
Por otra parte, cabe indicar que la banca nacional, que al inicio de la presente gestión gubernamental alcanzaba apenas una solvencia de un 8.8 por ciento, hoy alcanza un 13.1 por ciento, superando lo estipulado por la Ley Monetaria y Financiera, que exige un mínimo de solvencia de un 10 por ciento sobre los activos ponderados por riesgos.
El patrimonio, que es el aporte de capital de los accionistas de los bancos, acumuló hasta el año 2004, 21 mil millones de pesos. Al presente, esta cifra ha sido duplicada, llegando alcanzar los 42 mil millones de pesos, es decir, un incremento de un cien por ciento.
Los activos totales del sistema financiero han experimentado un crecimiento de un 47 por ciento.
En el 2004, esos activos ascendían a 365 mil millones de pesos. A la fecha se cuenta con 536 mil millones de pesos, esto es, casi 171 mil millones de pesos adicionales.
Los préstamos destinados a los diferentes sectores económicos tenían, en el 2004, dos años consecutivos creciendo a tasas reales negativas de menos un 30 por ciento.
Hoy día acumulan una tasa de crecimiento real positiva de 40 por ciento, pasando de 172 mil millones los préstamos otorgados a 300 mil millones, es decir, un incremento de un 74 por ciento.
En lo que tiene que ver con la política fiscal, se estableció como meta revertir el déficit del sector público no financiero de 3.6 por ciento del PIB en el 2004 y transformarlo en un superávit de 0.7 por ciento del PIB al concluir el 2007.
También se había establecido que el déficit cuasi-fiscal pasara de 4.0 por ciento del PIB en el 2004 a 2.1 por ciento en el 2007.
Todo ese esfuerzo fiscal daría por resultado que el déficit del sector público consolidado se redujera de 7.6 por ciento del PIB en el 2004 a 1.4 por ciento en el 2007.
El resultado de las cuentas del sector público no financiero al finalizar el pasado año arrojó un resultado de acuerdo con los objetivos establecidos, así como un cumplimiento de la meta del cuasi-fiscal del Banco Central.
En resumen, al pasar revista a los distintos indicadores del comportamiento de la economía nacional, podemos decir, con absoluta certeza y entera satisfacción, que en la actualidad, al día de hoy, estamos mejor que cuatro años atrás.
Al haber crecido la economía, estamos mejor.
Al haber disminuido la inflación, estamos mejor.
Al haber bajado las tasas de interés, estamos mejor.
Al haberse reducido y estabilizado la tasa de cambio, estamos mejor.
Por supuesto, estamos conscientes que la estabilidad macroeconómica es sólo una condición necesaria, aunque insuficiente, para mejorar la calidad de vida de nuestros conciudadanos.
Sabemos que el objetivo de todo plan estratégico de desarrollo económico es precisamente el de mejorar la condición de vida de las personas, reducir los niveles de pobreza y desigualdad social y crear oportunidades para que todos los seres humanos puedan disfrutar de condiciones dignas y justas.
El aumento de la inflación, el desempleo y la devaluación del peso que vivimos durante la crisis del 2003-2004, hizo que 1 millón 371 mil dominicanos fueran lanzados a la pobreza, de los cuales 553 mil cayeron en la pobreza extrema.
En octubre del 2004, el 43.4 por ciento de las personas vivía bajo condiciones de pobreza y el 16.5 por ciento en situación de pobreza extrema.
Con esto, el número de pobres se elevó hasta 3 millones 905 mil, mientras que los ciudadanos caídos en pobreza extrema a causa de la crisis sumaron 1 millón 480 mil.
Ese ha sido, sin dudas, el costo más caro, más cruel y más inhumano de la crisis vivida en años recientes.
Afortunadamente, tal como indica un informe del Banco Mundial, en estos tres años hemos logrado modificar, parcialmente, esa situación.
Conforme a ese estudio, a octubre del año 2006, la pobreza había descendido en unos 7 puntos, llegando a un nivel de 36.7 por ciento, lo cual quiere decir que en tan sólo dos años se redujo casi la mitad del aumento de los pobres que se había registrado durante la crisis.
En el 2004, la tasa de desempleo había llegado a 19.7 por ciento. Para el 2007, había descendido a 15.5 por ciento, lo que significa que durante este período de gobierno se han podido crear cerca de 400 mil nuevos empleos.
Aún falta un largo sendero por recorrer para erradicar la pobreza en la República Dominicana, pero el camino de estabilidad y crecimiento productivo es el único históricamente conocido por el género humano que puede conducir a la conquista de tan nobles ideales.
¡Y por ese camino es que nos dirigimos!
Señores Miembros de la Asamblea Nacional:
No escapa a la comprensión de quien tiene el honor de dirigirles la palabra que no todo está ungido de Santidad en la Viña del Señor. Grandes retos e inmensas dificultades se interponen siempre en el camino que conduce hacia el progreso, la modernización y el bienestar.
Luego de haber superado todos los escollos internos que provocaron la crisis del 2003-2004, nos hemos encontrado con un conjunto de desafíos que tienen que ver con los cambios producidos en el entorno internacional.
Entre esos desafíos se encuentran el fin del Acuerdo Multifibras, en el 2005, el cual eliminó el sistema de cuotas de importación al mercado norteamericano de los productos textiles; el alza de los precios del petróleo en los mercados internacionales; el incremento del precio de los alimentos por el cambio de patrón de la producción agrícola a favor de los biocombustibles; la ocurrencia más frecuente e intensa de desastres naturales, fruto del cambio climático; la crisis inmobiliaria y la amenaza de recesión de la economía de los Estados Unidos.
El fin del Acuerdo Multifibras representó para la República Dominicana un desafío relacionado con la competitividad de nuestras Zonas Francas. De repente, el mercado norteamericano, principal destino de nuestras exportaciones, quedaba inundado con productos textiles elaborados en Asia a un costo de producción inferior al nuestro y al de otras naciones del Caribe y Centroamérica.
Eso, inmediatamente, provocó una disminución de la demanda hacia nuestra región, y, por supuesto, hacia la República Dominicana, la cual se tradujo en una pérdida sensible de empleos.
Para revertir esa situación, el Gobierno actuó conjuntamente con el núcleo de empresarios de las Zonas Francas para adoptar un cúmulo de acciones orientadas a sortear la situación y fortalecer al sector.
Entre esas medidas se encuentran, en primer lugar, la designación como usuarios no regulados, por parte de la Superintendencia de Electricidad, a los operadores de parques de Zonas Francas.
En la actualidad, más de 25 parques de Zonas Francas gozan de la categoría de usuario no regulado.
En segundo lugar, se procedió a la creación de un fondo de 1 mil 200 millones de pesos para ser destinados a préstamos requeridos por las empresas dedicadas a la actividad de confecciones de textiles y calzados.
En tercer lugar, la reducción de un 25 por ciento en el precio de las rentas de alquiler de edificaciones, en la Zona Franca Industrial de Santiago, así como una reducción, por parte de la Dirección General de Aduanas, en la tasa de servicios que cobra a todo exportador.
Cuarto, se han otorgado autorizaciones de exoneraciones de impuestos para la adquisición de combustibles, fuel oil y gas natural, que van directamente integrados al proceso industrial.
Quinto, se promulgó la Ley 56-07, que como ya indicamos, declara de prioridad nacional los sectores pertenecientes a la cadena textil, de confecciones y accesorios; pieles y fabricación de calzados.
Sexto, la emisión del Decreto 552-07, que dispone la creación de un Fondo para la Preservación y Creación de Empleos en el sector de Zonas Francas, así como la reciente inauguración del Centro de Capacitación para la Especialización de Técnicos en el área de Desarrollo de Productos, como soporte fundamental hacia la integración vertical de la industria de prendas de vestir.
Finalmente, como un logro de gran significación, haber obtenido que la Organización Mundial de Comercio (OMC) haya otorgado la prórroga para que el país continúe facilitando los incentivos al sector de Zonas Francas hasta el año 2015.
Con miras hacia el futuro, la consolidación y expansión del régimen de Zonas Francas estará determinado por nuestra capacidad para extraer provecho del DR-CAFTA, o Acuerdo de Libre Comercio con los Estados Unidos y Centroamérica, la aplicación del Plan Nacional de Competitividad Sistémica hacia el sector, la capacitación de recursos humanos, el incremento de valor agregado a los productos, la innovación y la integración con sectores locales de producción y servicios.
En todo caso, lo que podemos afirmar es que en los últimos años hemos trabajado intensamente con el sector de Zonas Francas para que éste se recupere, se fortalezca y se expanda, para de esa manera continuar generando empleos y siendo una de las áreas de mayor dinamismo económico en nuestro país.
Y estamos seguros que así será.
Por otro lado, Señoras y Señores, al Gobierno, como a toda la sociedad dominicana le preocupa y agobia la carga que imponen con creciente intensidad los altos precios de los combustibles.
A nuestra llegada al Gobierno, al cierre del 2004, el país pagó por las importaciones de petróleo y derivados un monto de 1 mil 667 millones de dólares.
Tres años más tarde, en el 2007, el importe de la factura petrolera se colocó en 3 mil 178 millones de dólares, lo que equivale a decir que prácticamente se duplicó en un período de tres años.
Para mitigar, de alguna manera, el impacto del escalamiento de los precios de los combustibles, hemos podido contar con el programa de PetroCaribe, una iniciativa que en distintos momentos he calificado de generosa y solidaria por parte del gobierno del presidente Hugo Chávez de la República Bolivariana de Venezuela.
En el mismo tenor, el Gobierno viene dando los pasos para poner en ejecución un programa nacional de ahorro y uso racional de energía que contempla, entre otros aspectos, la instalación de semáforos sincronizados en las ciudades de Santo Domingo y Santiago; la reestructuración de las rutas del transporte urbano; el desarrollo del mercado de gas natural en el transporte público y privado; y el impulso al desarrollo de las energías renovables y de los biocombustibles.
Ahora bien, como dice el refrán popular, no hay mal que por bien no venga, y resulta que de la adversidad de los precios del petróleo ha surgido la oportunidad de relanzar la industria azucarera nacional, por medio de la producción de etanol.
Me permito informarles que en estos momentos estamos concluyendo las negociaciones del proyecto más importante para el resurgimiento y consolidación de la industria de la caña.
Este proyecto tiene como objetivo la construcción de un ingenio con capacidad para moler diariamente 15 mil toneladas de caña, una planta de co-generación de energía eléctrica a través del bagazo y otra planta para producir etanol, con una capacidad de 50 millones de galones anuales.
Ese proyecto, el cual será ejecutado por el Grupo Vicini y el Central Romana, conllevará una inversión de 500 millones de dólares y generará más de 30 mil empleos directos para la zona Este del país.
¡Ya empieza a sentirse de nuevo en San Pedro de Macorís, en La Romana y en todo el Este el olor del guarapo y la melaza! ¡Ya vuelve a resplandecer la industria azucarera!
Aprovecho también esta oportunidad para anunciarle al país que la empresa canadiense Barrick Gold Corporation hará una inversión de 2 mil 600 millones de dólares en la ejecución del proyecto de explotación minera de Pueblo Viejo en la provincia Sánchez Ramírez.
Esa inversión generará también miles de empleos. Contribuirá a la transferencia de tecnología de punta, a la formación de recursos humanos, sobre todo en las áreas de administración e ingeniería de minas y a la aplicación de medidas de última generación para la preservación del medio ambiente.
Pero ante todo será la más grande inversión jamás realizada en la historia de la República Dominicana.
¿A qué se debe todo eso?
A la confianza que se tiene en el futuro de nuestro país. Al hecho de que somos una nación con estabilidad económica, con paz social y seguridad jurídica, que son los factores esenciales que atraen la inversión, tanto doméstica como extranjera, y por consiguiente, el crecimiento sostenido y el desarrollo.
Pero como prueba adicional de esa confianza en la estabilidad del país y su futuro, cabe señalar que en el 2007, en el mercado de valores dominicano se aprobaron ocho emisiones de valores por un monto ascendente a 12 mil 755 millones de pesos, representados en bonos corporativos, deudas de corto plazo, bonos de deuda subordinada en pesos y bonos ordinarios con garantía en dólares, las cuales han sido evaluadas positivamente por varias compañías calificadoras de riesgo.
Para no dejar dudas de que el año 2007 ha sido el mejor en toda la historia del mercado de valores en la República Dominicana, sólo basta indicar que en relación al monto de emisiones registradas en el 2006, que fue de 3 mil 156 millones de pesos, el incremento, en tan sólo un año, fue de 304 por ciento, algo verdaderamente fantástico.
En verdad, nunca habíamos visto nada semejante en la historia financiera de la República Dominicana.
Pero lo mismo ocurre con el sistema de fondos de pensiones. Ahí, al evaluar los logros alcanzados pudimos constatar que hay 1 millón 800 mil trabajadores afiliados y recursos acumulados por un monto que supera los 51 mil 500 millones de pesos.
¿Quién habría podido imaginar cuatro años atrás que nuestros trabajadores acabarían convirtiéndose en lo que en términos eufemísticos podríamos denominar como la nueva oligarquía financiera de la República Dominicana? ¿Quién habría podido soñar con esa fantasía?
¿Saben Uds. lo que representan esos más de 51 mil 500 millones de pesos?
Eso representa ya el 3.7 por ciento del Producto Interno Bruto, y para el año 2012 las proyecciones que se tienen es que alcanzará el 13 por ciento de nuestro Producto Interno Bruto, o lo que es lo mismo, el equivalente a toda la producción agropecuaria actual de un año.
Los fondos de pensiones de los trabajadores dominicanos no crecen en proporción aritmética, ni siquiera en proporción geométrica. Crecen en forma exponencial, lo que indica que su potencialidad es inmensa.
La pregunta que todos se hacen es: ¿Y qué se hará con esos recursos?
A través de la Superintendencia de Pensiones se ha elaborado un Plan Estratégico que promueve la ampliación de alternativas de financiamiento de esos fondos hacia sectores productivos, tales como vivienda, pequeñas y medianas empresas, tecnología e infraestructura.
Otros sectores de nuestra economía también experimentaron crecimiento y desarrollo durante el año recién transcurrido.
Tal es el caso, por ejemplo, del turismo y del sector agropecuario.
Con respecto al primero, es preciso señalar que durante el 2007, por vez primera, el país recibió más de 4 millones de turistas.
Pero, además, las inversiones en nuevos hoteles, la ampliación de los ya existentes y la realización de proyectos inmobiliarios turísticos, fue superior a los 1 mil 400 millones de dólares.
Por su parte, el Gobierno invirtió más de 2 mil millones de pesos en el desarrollo de infraestructuras, en proyectos tales como acueductos, sistemas sanitarios, regeneración de playas y carreteras.
Otro hecho a destacar fue el gasto en publicidad en el exterior, el cual alcanzó a 28 millones de dólares, un hecho sin precedentes en nuestra historia.
El ingreso turístico, la variable más importante a considerar, casi llegó a 4 mil millones de dólares, según estimaciones preliminares del Banco Central.
En estos tres años de la actual gestión gubernamental, del 2005 al 2007, se han puesto en operación 6 mil 174 nuevas habitaciones hoteleras, generando cerca de 25 mil nuevos empleos directos e indirectos, sin contar con los miles de trabajadores empleados en la construcción y en la ampliación de esos hoteles.
En síntesis, durante estos últimos tres años, la llegada de turistas internacionales se incrementó en 652 mil 302 turistas, lo cual, a su vez, generó un aumento en el ingreso por la actividad turística del país superior a los 791 millones de dólares.
Lo mejor del caso es que ya podemos sentirnos orgullosos al saber que en programas internacionalmente reputados, como el de Oprah Winfrey, el de Good Morning America, el Late Night Show y varios de los programas de CNN, se difunden las bellas y refrescantes imágenes de nuestro país bajo el lema de: ¡República Dominicana, Inagotable!
En el sector agropecuario, el crecimiento de los últimos tres años ha generado la autosuficiencia productiva en los principales renglones de la canasta básica familiar, tales como arroz, pollo, papa, huevo, frutas, vegetales, carne de cerdo y de res, entre otros, todo lo cual, a su vez, ha garantizado la seguridad alimenticia de la población dominicana.
En los últimos tres años hemos capitalizado el Banco Agrícola con la inyección de más de 4 mil 500 millones de pesos, lo que le ha permitido a esa institución aumentar en más de un 35 por ciento la cartera de crédito destinada a los pequeños y medianos productores.
Durante los últimos tres años, a pesar de los trastornos momentáneos que nos ha causado la presencia de síntomas de la influenza aviar en la zona Este del país, la producción de pollos pasó de 9 millones de unidades al mes en agosto del 2004 a unos 15.5 millones de unidades mensuales en los momentos actuales.
La producción de huevos, que era de 90 millones de unidades en el mes de agosto del 2004, ha pasado a 150 millones de unidades mensuales en la actualidad.
La producción de arroz pasó de 8.2 millones de quintales en el 2004 a 10.7 millones en el 2007.
La producción de cerdas madres se incrementó de 35 mil unidades en el año 2004 a unas 80 mil en la actualidad.
La producción de leche pasó de 384 millones de litros en el 2004 a más de 600 millones de litros el año pasado, lo que constituye un crecimiento acumulado de 56.2 por ciento en el actual período de gobierno.
En resumen, podemos afirmar, sin lugar a equívocos, que durante esta gestión de Gobierno el pueblo dominicano come más y mejor que cuatro años atrás.
No obstante los esfuerzos realizados por el Gobierno junto a los productores, la agropecuaria nacional fue severamente afectada por el paso de las dos tormentas tropicales Noel y Olga.
En conjunto, ambos fenómenos climáticos impactaron más de dos millones de tareas sembradas con más de 30 cultivos. Se perdieron unas treinta mil cabezas de ganado de diferentes especies; y de manera particular el cultivo de plátanos y guineos fue prácticamente diezmado en el Sur y el Noroeste.
Como respuesta inmediata a los daños ocasionados en la agropecuaria, el Gobierno ejecutó un Plan de Emergencia para la Rehabilitación de las zonas afectadas por un monto de más de 4 mil millones de pesos, los cuales todavía se encuentran en proceso de ejecución.
Honorables Miembros de la Asamblea Nacional:
Hay dos grandes desafíos que se ciernen sobre el horizonte de la República, los cuales son objeto de legítima preocupación por parte de la población. Me refiero a los problemas del sector eléctrico y la seguridad ciudadana.
En relación a lo primero, cabe destacar que el Gobierno ejecuta el “Plan Integral de Recuperación del Sector Eléctrico” a los fines de que a más tardar en el año 2012, haya sido resuelto uno de los más grandes males que ha venido afrontando la sociedad dominicana desde hace más de 30 años.
Cuando se compara la situación actual del sector con la que existía cuando llegamos al Gobierno en el año 2004, es fácil darse cuenta de que se han obtenido avances significativos en las áreas de distribución, transmisión y generación, como lo han reconocido el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, entre otros organismos multilaterales.
En lo que se refiere al área de distribución, las Empresas Distribuidoras aumentaron el suministro de energía de 8 mil 169 millones de kilovatios hora, en el año 2004, hasta 9 mil 808 millones, en el año 2007.
Eso ha permitido elevar el nivel de suministro de energía a la población de un 72 hasta un 85 por ciento.
En el año 2004 no había un solo circuito eléctrico que recibiera 24 horas de energía por día. Sin embargo, hoy tenemos 257 circuitos dentro del programa “24 Horas”, lo que equivale al 48 por ciento de los 531 circuitos existentes.
Las pérdidas han bajado al 34 por ciento y las cobranzas han aumentado hasta el 90 por ciento en el 2007.
En el año 2004 las Distribuidoras compraron energía a los Generadores por mil 56 millones de dólares, y sólo pagaron 681.82 millones de dólares, es decir, el 65 por ciento.
En el 2007 las compras ascendieron a mil 251 millones de dólares, las cuales fueron pagadas en su totalidad, poniendo fin, de esta manera, a los odiosos apagones financieros.
Con respecto al área de transmisión, se ha construido un conjunto de líneas y subestaciones a 138 mil voltios en diferentes localidades del país, a un costo superior a 70 millones de dólares.
La Empresa de Transmisión Eléctrica Dominicana está construyendo la Autopista Eléctrica Santiago-Santo Domingo a 345 mil voltios, y la línea Arroyo Hondo-Los Mina-Hainamosa, a 138 mil voltios, a un costo de más de 170 millones de dólares.
En el área de generación, se están construyendo 7 proyectos hidroeléctricos con una capacidad de 235 megavatios, lo que representa un incremento del 50 por ciento de la capacidad actual, a un costo de más de 800 millones de dólares, entre los cuales tenemos Pinalito, Palomino y Las Placetas.
Con el objetivo de cubrir la demanda creciente de energía, sustituir plantas obsoletas y disminuir los costos de generación, se ha decidido reestructurar el parque de generación, incluyendo la construcción de dos centrales a carbón, de 600 megavatios cada una, así como la conversión de plantas de gasoil a gas natural, como es el caso de Cogentrix, con 300 megavatios.
Consciente de que el país cuenta con un alto potencial para la generación de electricidad a partir de fuentes renovables, como el viento y la biomasa, el Gobierno promovió la aprobación de la Ley 57-07, que otorga incentivos a la ejecución de proyectos que impliquen la explotación de tales fuentes de energía. En la actualidad hay más de 700 megavatios concesionados en energía eólica y se espera que la construcción de los mismos se inicie dentro de poco tiempo.
En definitiva, los avances mostrados en la recuperación del sector eléctrico nos permiten asegurar que a más tardar en el año 2012 se habrán erradicado definitivamente los apagones, se habrá terminado de electrificar todo el país y se habrán reducido significativamente los precios de la energía a los consumidores.
Sólo entonces podremos realmente decir que la República Dominicana entró al Siglo XXI.
Con respecto a la situación de criminalidad y violencia, cabe recordar que en el 2005 se puso en marcha la primera política pública integral concebida en la República Dominicana para combatir la inseguridad, rescatar la presencia del Estado en todo el territorio nacional y velar por los derechos fundamentales de los ciudadanos.
Al cabo de tres años de aplicación de esa política, identificada como Plan de Seguridad Democrática, los resultados han sido satisfactorios.
Desde febrero del 2005 hasta la fecha, la tasa de muertes violentas por cada cien mil habitantes se ha reducido de 26.41 por ciento a 18.43 por ciento.
En otros delitos, como el hurto de automóviles, que presentaba una tendencia creciente, se han logrado disminuciones significativas, así como un aumento considerable en la recuperación de los vehículos hurtados.
De igual manera, se han dado progresos importantes en el proceso de la reforma de la Policía Nacional y el fortalecimiento de la política criminal que adelanta la Procuraduría General de la República.
El Programa de Barrio Seguro, que empezó en agosto del 2005 como un plan piloto en uno de los barrios de mayor criminalidad de la Capital, actualmente se ha extendido a más de 100 barrios.
La meta es que todo el territorio nacional quede debidamente protegido. Que nadie se sienta inseguro. Que todo el mundo confíe en una Policía Nacional que está para ampararle, para custodiarle y para cuidarle.
Con respecto a las áreas de educación, salud y políticas sociales en general, reconozco que hay un criterio generalizado en distintos ámbitos de la vida nacional en relación a lo que se estima como baja inversión para este sector.
Acepto el hecho de que la inversión en educación, así como en todo el ámbito social se encuentra por debajo del nivel internacionalmente reconocido como adecuado.
Las razones, sin embargo, para que así sea, no se corresponden, como a veces se considera, a falta de voluntad política, insensibilidad o indiferencia.
Las razones se deben, fundamentalmente, a la carga que representa en el gasto público el cumplimiento del pago anual de la deuda pública, así como del subsidio que se mantiene al sector eléctrico y al uso del gas licuado de petróleo, todo lo cual es mayor que el presupuesto de educación y salud combinados.
No obstante esas limitaciones, podemos asegurar que durante los últimos tres años ha habido avances significativos de este sector en el país.
La inversión social, que como porcentaje del PIB era de 7.3 por ciento en el 2004, pasó a 8.9 por ciento en el 2007.
De manera más específica, la inversión en educación y salud, la cual era equivalente al 2.8 por ciento del PIB en el 2004, hoy alcanza a 4.4 por ciento.
Mientras en el año 2004 el presupuesto ejecutado por la Secretaría de Estado de Educación era de 11 mil 724 millones de pesos, en el año 2007 fue de 26 mil 789 millones de pesos. Eso representó más de un 100 por ciento de aumento.
En el 2004 la tasa de analfabetismo era de 13.1 por ciento. Para el 2007 se había reducido a 10.8 por ciento.
En el año 2004 la cobertura del nivel inicial, esto es, el preescolar, para la población de 5 años, era de 75 por ciento. Para el 2007 era de 99.3 por ciento.
En América Latina, el año pasado, el promedio se encontraba en 67.3 por ciento, de manera que en ese aspecto, la República Dominicana se encuentra por encima del nivel regional.
En el caso de la educación rural para niños y niñas entre 6 y 18 años, la República Dominicana exhibe el nivel más alto de cobertura en América Latina con 88.7 por ciento.
Considero que este es un dato que debe regocijarnos a todos y hacernos sentir orgullosos, porque, en verdad, son síntomas de que realmente avanzamos como Nación.
En el año 2007 se entregaron 1 millón 700 mil raciones diarias de desayuno escolar. Se distribuyeron cerca de 27 millones de libros de textos a estudiantes de diferentes niveles.
Cerca de 300 mil estudiantes pobres recibieron mochilas con útiles escolares.
180 mil estudiantes fueron beneficiados con uniformes y calzados para asistir a la escuela.
Se ha creado el Portal Educativo Dominicano. Se han instalado nuevos laboratorios de informática y rincones tecnológicos.
Se han entregado pizarras digitales. Se han construido y equipado 4 modernos centros de excelencia del nivel medio. Se ha ampliado el programa de bibliotecas escolares y se han equipado laboratorios de ciencias de la naturaleza para los centros educativos del nivel medio.
Durante el actual período de gobierno se han construido 415 nuevos centros educativos, para un total de 3 mil 730 aulas.
De igual manera, se han reparado 4 mil 123 centros educativos y más de 29 mil 400 aulas.
En formación, capacitación y actualización de maestros se ha invertido más de 900 millones de pesos, con lo cual se ha superado todo cuanto se había hecho con anterioridad.
En el 2004 el salario base de los maestros del nivel básico por dos tandas era de 11 mil 441 pesos. En la actualidad es de 20 mil 240 pesos.
22 mil maestros han sido beneficiados con el programa de computadoras.
En educación superior, se otorgaron más de 11 mil 500 becas de grado y postgrado a jóvenes universitarios a nivel nacional e internacional.
Se formaron 11 mil jóvenes universitarios en el Programa de Inglés de Inmersión para la Competitividad, lo que les ha permitido su inserción en el mundo laboral y una mayor eficiencia en sus estudios universitarios.
Se otorgaron más de 7 mil tarjetas “Jóven Universitario” a estudiantes de escasos recursos.
Se elaboró el Plan Decenal de Educación Superior con la participación de todas las universidades, los sectores productivos y de servicios del país.
Se diseñó el primer Plan Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación 2008-2012 y se diseñó el modelo de institutos técnicos superiores comunitarios (community colleges), incluyendo el currículo, estructura y tipo de gestión, que permita iniciar su funcionamiento durante el transcurso de este año.
Como puede apreciarse, no creo que pecaríamos de exagerados si dijésemos que en la República Dominicana, en materia de educación, definitivamente: ¡E’Pa’Lante que Vamos!
Para apreciar el avance, en términos de inversión, experimentado en el sector salud es preciso señalar que mientras en el año 2004 su ejecución presupuestaria fue de 12 mil 603 millones, en el 2007 alcanzó la cifra de más de 25 mil millones de pesos. Eso significa un incremento de 98.5 por ciento.
Entre los logros alcanzados se encuentran la disminución de la tasa de mortalidad infantil, de 35.4 por ciento por mil nacidos vivos en el 2004, a 30 por ciento por cada mil nacidos vivos en el 2007.
Disminución de la tasa de mortalidad materna, de 131 por 100 mil nacidos vivos en el 2004, a 100 por cien mil nacidos vivos en el año 2007.
Disminución de los casos de malaria, tuberculosis, dengue, sarampión y rubéola.
Se incrementó la cobertura del Programa de Transmisión de VIH Sida, aplicado en 134 establecimientos de salud.
A través del Programa Promese/Cal, se han creado 375 farmacias del pueblo, las cuales permiten a los sectores de escasos recursos de la población adquirir, por vez primera, medicamentos a precios baratos.
Se mejoró la condición salarial de los profesionales y técnicos de la salud, al producirse incrementos entre un 54 y 88 por ciento. En adición, se aumentaron los incentivos, como forma de mejorar sus condiciones laborales.
Se ha puesto en marcha el programa “Progresando”, el cual contribuye a promover el desarrollo humano de las familias pobres.
De igual manera, se han distribuido más de 360 mil tarjetas de “Solidaridad” a familias de escasos recursos, mediante las cuales obtienen 550 pesos mensuales para la adquisición de alimentos.
Más de 330 mil niños reciben 150 pesos mensuales a través del Incentivo a la Asistencia Escolar, por asistir regularmente a la escuela.
En la actualidad hay 1 millón 092 mil beneficiarios del régimen subsidiado del seguro social que reciben, de manera gratuita, consultas médicas, internamiento, medicamentos y procedimientos para diagnóstico de laboratorios clínicos e imagen.
En el 2004 sólo había 45 mil beneficiarios.
¡Imagínense ustedes, de tan sólo 45 mil, hemos pasado a más de 1 millón de beneficiarios del régimen subsidiado del seguro social, que es el seguro cubierto con fondos del Estado, y que además de los empleados públicos, va dirigido, esencialmente, a favorecer a los indigentes y a los pobres de la República Dominicana!
Para verificar cuanto estamos indicando sobre este particular, escuchemos el testimonio de la señora María Bartola Polonia, de San Francisco de Macorís. Ella nos dice lo siguiente:
La Señora María Bartola Polonia se encuentra aquí entre nosotros.
De igual forma, prestemos atención a lo que nos dice el señor Simeón Díaz, de Barahona.
También está aquí entre nosotros el señor Simeón Díaz.
Hace 3 años no existía el Seguro Familiar de Salud del Régimen Contributivo. Su entrada en vigencia fue pospuesta en múltiples ocasiones. Se requirió de mucha voluntad y de mucha firmeza para que finalmente su aplicación se iniciase en septiembre del año pasado.
En la actualidad, ya hay más de 1 millón 350 mil afiliados.
El sistema se ha ido perfeccionando y continuará perfeccionándose con el tiempo. Su plena consagración significará la más profunda revolución jamás imaginada en el sistema de salud en la República Dominicana.
Estamos convencidos que así será.
En el área de infraestructura, hemos considerado que el suministro de agua potable para una población creciente, como la nuestra, constituye una prioridad en la agenda de desarrollo nacional.
Por tal motivo, durante esta gestión se han construido más de 100 acueductos en todo el territorio nacional. Se reiniciaron los trabajos para la terminación del Acueducto Oriental, en la Provincia de Santo Domingo, el cual beneficiará a más de 560 mil personas.
Se terminó el Acueducto Múltiple de la Línea Noroeste y su ampliación, para el beneficio de una población futura de más de 1 millón 700 mil personas.
Se concluyó el Acueducto de San Francisco de Macorís, para una población de cerca de 300 mil personas.
Se terminó el Acueducto de San Cristóbal para una población de 600 mil habitantes.
Se terminó el Acueducto de la Línea Suroeste (Barahona, Bahoruco e Independencia), para una población de más de 400 mil personas.
Se concluyó la primera etapa del Acueducto de La Romana para una población de más de 370 mil personas.
En este momento se están ejecutando el Acueducto de Samaná, el Acueducto de Nagua y el Acueducto de Higuey; y próximamente se dará inicio a la construcción del Acueducto de Baní.
El Proyecto de Riego Azua II, en Pueblo Viejo, se está ejecutando, y consiste en la ampliación, mejoramiento y modernización del sistema de riego del Valle de Azua.
Se han rehabilitado decenas de sistemas de riego. Se han ejecutado diversos programas de manejo de cuencas y zonas costeras; y se ha ejecutado, en su casi totalidad, el Plan Hidrológico Nacional.
En las próximas semanas se reiniciará el Proyecto de Aprovechamiento Múltiple del Río Camú, conocido como Presa de Guaigüí, paralizado desde el gobierno anterior; y de igual manera, daremos inicio a la construcción de la Presa de Monte Grande, la cual beneficiará a las provincias de Barahona, Bahoruco e Independencia.
En lo que respecta al medio ambiente, hemos aprobado 714 licencias ambientales, lo que equivale, en términos de inversión, a cerca de 10 mil millones de dólares.
Hemos elaborado 54 planes de manejo operativo en áreas naturales protegidas, lo que supone una mayor protección del Patrimonio Ambiental de la República Dominicana.
Con el reinicio del Plan Quisqueya Verde se han plantado más de 18 millones de unidades de árboles, lo que representa más de 180 mil tareas boscosas.
En estos momentos, se encuentra en su fase final de elaboración, el Atlas de Biodiversidad y Recursos Naturales de la República Dominicana.
En materia de viviendas, se han construido 3 mil 630 unidades nuevas. Se han mejorado cerca de 70 mil y se han intervenido más de 33 mil 600 hogares para el cambio de piso de tierra por cemento.
Durante el actual período, a través de la Secretaría de Obras Públicas y de la Oficina Supervisora de Obras del Estado, se han concluido importantes proyectos, entre los cuales, podríamos citar: el Elevado de Los Alcarrizos; el puente sobre el Río Higuamo, en San Pedro de Macorís; la Carretera de San Francisco-Tenares; la de Santiago-Tamboril; la de Hato Mayor-El Seybo; la de Sabana Grande de Boyá-Monte Plata; la de Dajabón-Santiago de la Cruz-Loma de Cabrera (mejor conocida como carretera del Peregrino); el edificio de la Suprema Corte de Justicia y Procuraduría General de la República.
Una de las grandes prioridades asumida por la presente administración, fue la construcción de los Centros Universitarios Regionales de la Universidad Autónoma de Santo Domingo.
Hicimos un compromiso para construir ocho centros universitarios regionales, y la construcción y reparación de las distintas facultades y edificaciones de la sede central.
Iniciamos este proceso, con la terminación de la construcción del Centro Universitario Regional de Santiago (CURSA).
Entregamos el Centro Universitario Regional del Atlántico (CURA) en Puerto Plata.
Este gobierno concluyó los edificios de aulas del Centro Universitario Regional de Nagua (CURNA).
En este gobierno iniciamos y concluimos el Centro Universitario Regional del Este (CURE) en el municipio de Higüey.
Trabajamos en forma acelerada, para concluir las instalaciones del Centro Universitario Regional Suroeste (CURSO), ubicado en la provincia de Barahona.
Trabajamos con gran ahínco en la construcción del Centro Universitario Regional Oeste (CURO), ubicado en el municipio de San Juan de la Maguana.
De igual manera, avanzamos en la construcción del Centro Universitario Regional de Bonao, obra que será concluida e inaugurada para el mes de mayo de este año.
Los estudiantes de la Línea Noroeste, de Montecristi, Dajabón, Santiago Rodríguez y la provincia Valverde, tendrán en este gobierno su Centro Universitario Regional de Mao.
En la sede central de la Universidad Autónoma de Santo Domingo concluimos la construcción de la Biblioteca Central Pedro Mir y la remodelación del Aula Magna y la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales.
En estos momentos se construye un nuevo Comedor Universitario, con capacidad para 10 mil 800 personas, la Torre Administrativa, el Edificio de Investigación, Desarrollo e Innovación y un Edificio de Parqueos de 7 niveles con capacidad para 1 mil 200 vehículos.
Este gobierno trabaja y concluirá en este período las instalaciones del Instituto Técnico Superior Comunitario (ITSC).
Se construyen más de 150 Centros Tecnológicos Comunitarios (CTC), uno por cada municipio del país.
Si a todo esto le sumamos la instalación de más de 100 centros de capacitación en informática, a través del Indotel, al finalizar este período gubernamental la brecha digital se habrá reducido de manera significativa.
En estos momentos, se encuentran en ejecución la construcción de los proyectos del Centro Cívico-Cultural Mauricio Báez, la Ciudad Cultural Profesor Juan Bosch, en La Vega; la Secretaría de Estado de Medio Ambiente, el Centro Comprensivo de Cáncer Dr. Heriberto Pieter y la Ciudad de la Salud en Santo Domingo.
Asimismo, se encuentra en su fase final la remodelación del Palacio de Bellas Artes, la Biblioteca Nacional Pedro Henríquez Ureña y el Archivo General de la Nación.
Hemos inaugurado el Teatro Popular de Villa Juana, la iluminación y reparación del Centro Histórico de Santiago y el Monumento a los Héroes de la Restauración, en la misma ciudad.
Para el próximo viernes, inauguraremos, también en Santiago, la Arena del Cibao Dr. Oscar Gobaira, una obra que, al ser certificada por la NBA de los Estados Unidos, llenará de orgullo a todos los amantes del baloncesto y del deporte en general, en la República Dominicana.
En el ámbito institucional, hemos llevado a cabo la más profunda y radical transformación administrativa y financiera del Estado, con la creación de la Comisión Nacional de Ética y Combate a la Corrupción, la Secretaría de Estado de Hacienda, la Secretaría de Economía, Planificación y Desarrollo y la Secretaría de Estado de Administración Pública.
De igual forma, hemos promulgado y puesto en ejecución la nueva Ley Orgánica de Presupuesto, la Ley de Compras y Contrataciones, la Ley de Control Interno, la Ley de Planificación e Inversión Pública, la Ley de Crédito Público, la Ley de Tesorería y la Ley de Función Pública.
Señores legisladores. Ilustres invitados:
A pesar de estos indudables logros alcanzados durante los últimos tres años, sería un gravísimo error creer que la República Dominicana, de repente, se ha convertido, por arte de magia, en el Paraíso Perdido de John Milton, o en un lugar idílico que sólo existe en el mundo del ensueño y la ficción.
No es así. En realidad, inmensas dificultades y graves desafíos aún nos aguardan. De hecho, la gran disyuntiva de la República Dominicana es que aún tiene problemas no resueltos del pasado, necesidades urgentes del presente y retos del futuro.
Pero de lo que estamos seguros es que la mejor forma de vencerlos y seguir hacia adelante es consolidando y fortaleciendo las conquistas obtenidas en los últimos años.
Ahora, lo que nos planteamos es cómo, luego de superar una crisis, nos remontamos en el horizonte hacia el porvenir de la Nación en el mediano y largo plazo.
Mi visión es optimista. Comparto la opinión de que “la peor derrota de una persona o de un pueblo es cuando pierde su entusiasmo”.
Razón tenía Arquímedes, el gran científico griego de la ciudad de Siracusa, cuando decía que para mover el mundo sólo necesitaba una palanca y un punto de apoyo.
Nosotros como sociedad y como parte de una civilización, avanzamos permanentemente hacia el cambio; y ese cambio se acelera, a favor del progreso y el bienestar, en la medida en que actuemos unidos como Nación.
Durante los próximos dos meses y medio, el país estará envuelto en la vorágine de un proceso electoral. Las elecciones deben ser siempre una fiesta de la democracia y una oportunidad para renovar esperanzas y albergar nuevos sueños.
Haré todo lo posible para que así sea. Como Jefe de Estado, mi obligación principal será la de contribuir a la realización de un torneo electoral que sea abierto, plural y justo, y que simbolice la legítima expresión de la voluntad del pueblo dominicano.
Como garantía de que se cumpla con ese objetivo, he solicitado con anterioridad, y en estos momentos reitero, la presencia de observadores internacionales, a través de la OEA, el Centro Carter y el Instituto Demócrata Nacional, entre otros, para que presten su testimonio ante el mundo acerca de la forma en que se desenvuelva el proceso entre nosotros.
Ese venidero proceso electoral deberá ser un nuevo aporte a la consolidación del Estado Democrático de Derecho en la República Dominicana.
Luego, independientemente de sus resultados, debemos continuar, entre todos, con el debate, la aprobación y la puesta en ejecución de las reformas institucionales aún pendientes de realizarse en el país, empezando por la reforma a la Constitución de la República.
Señoras y Señores:
Al cumplirse 164 años de la Fundación de la República, nunca antes nuestra bandera había ondeado con mayor intensidad. Nunca nuestro escudo había brillado con mayor esplendor y nunca nuestra dominicanidad se había sentido con mayor orgullo y con mayor sentimiento patriótico.
Todo cuanto somos, sin embargo, se lo debemos a tres ilustres patricios: a Juan Pablo Duarte, Ramón Matías Mella y Francisco del Rosario Sánchez, que aún cuando otros consideraban que la idea de una Nación Dominicana era una simple quimera o una utopía, ellos tuvieron el valor y la disposición de sacrificar sus propias vidas en aras de la cristalización de ese noble ideal.
Hoy somos más fuertes que nunca. Tenemos presencia en todos los continentes del planeta. Tenemos compatriotas ilustres que se han destacado más allá de nuestras fronteras. Tenemos atletas, tenemos poetas, tenemos artistas; tenemos hombres y mujeres laboriosos. Tenemos un pueblo honrado e inteligente, dotado por Dios, el Creador, de virtudes excepcionales.
Como parte del avance y de la prosperidad experimentados por nuestro pueblo, el año pasado, en este mismo recinto, ante esta misma Augusta Asamblea, hice una grave y solemne promesa.
Les prometí que hoy recorreríamos en el Metro de Santo Domingo desde la estación del Centro de los Héroes hasta la estación Mamá Tingó en Villa Mella.
Entonces, sólo les solicité una condición: nada de chicharrones.
Hoy he venido a cumplir mi promesa. Les pido que me acompañen. Que Subamos al Metro. Que Subamos al progreso.
¡Viva la República Dominicana!
¡Vivan los Padres Fundadores de nuestra nacionalidad!
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